martes, 30 de junio de 2015

PRETERICIÓN

Personajes  que repiten un número  cada vez que el texto se lo permite. Eso dispara toda la furia.  Ganas de hablar con el cuerpo y decir con palabras sólo lo posible.

Preterición,  una obra sentida por quien escribe y actuada desde el sentimiento por sus personajes. El  acento latinoamericano asoma problemas en común.
La tensión se siente desde la entrada, pues  la obra te obliga a dejar un zapato en la puerta y así te lanza sin remordimiento en el interior del conflicto. Ya dentro los roles se intercambian, vas a vuelves del palco a la escena. 
Todo una experiencia, todo ello sensaciones. El sentirte observado; uno no va al teatro para que lo vean, y ese personaje me busca y me busca la mirada, quiere que el mensaje llegue de forma directa. Otro me respira muy cerca de la oreja izquierda mientras uso la derecha para oír el relato más duro y doloroso que puede salir de la boca de un colombiano: la desmovilización, las minas, el conflicto armado. El sarcasmo y el embrutecimiento por deporte de una sociedad que prefiere no hablar de eso, hacerse la vista gorda. La presión de unos cuerpos que quisieran gritar pero prefieren chocarse unos contra otros para no sentirse tan solos. El metamensaje, lo no dicho, la intertextualidad. La repetición, sin que ello produzca ningún cambio. El silencio que sí lo hace.
El momento sublime de un personaje haciendo explotar burbujas con su cuerpo e invitándome con perspicacia a la libre interpretación. De qué otra forma podremos hacerlo si ya a esa altura queremos gritar para sacar del pecho ese número maldito que describe la peor desgracia que ha vivido el pueblo colombiano en su contemporaneidad.
En un momento pensé que todos los que estaban en la sala eran actores menos yo, y me sentí con la responsabilidad de tener que actuar.  Parecía que  las personas de la sala podrían afectarse en cualquier momento. Recordé esa frase que me dijo María Alché: hay escenas que no se actúan. Por eso me deje estar. Eso nunca me había pasado siendo espectador.


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