martes, 14 de mayo de 2013

HISTORIA


Contar tu historia, leer tus labios y no sé cómo. Tan impalpable comportamiento.

Ver, observar y criticar con detalle para conseguir entre ese montón de gente un cómo.


Puedes contener un pedacito de cualquier cosa,  de prejuicios,  de obstáculos, de sentimientos, de paradojas.

Casi no duermes, casi no trabajas, casi no vives el día a día, pero noche a noche acompañas a cualquiera en el transito lento hacia su destrucción. Te paseas junto a los prejuicios, a los obstáculos. Eso que te convierte en un tumulto de cosas.

Es difícil saber si vamos por buen camino cuando las vías fáciles apuntan a tu destrucción inminente. 

Eso que juzga y repite «no debes hacer» dejando a un lado la importancia del deseo. Que no le gusta el disfrute, sólo se limitan a formar el bien y el mal como bitácora. 

Ahí, dentro de ese remolino que da vuelta a todos los valores, al que mueve la rabia y que se deja llevar. No son las drogas; el sexo o el alcohol, es sólo uno de los tres que en exceso hace uso de los otros dos.

Tu vida quizás es más divertida que la mía, no sé por qué si vivimos en la misma ciudad.

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